Motivos para incluir microincluencers en un plan de comunicación

Incluir perfiles conocidos en campañas de comunicación online puede ser un buen recurso para muchos planes de comunicación. Os damos varios motivos para valorarlo.

Aunque el nombre rezuma modernez, lo cierto es desde que la publicidad es publicidad siempre ha habido influencers. Antes era un título que ocupaban las celebrities, los rostros conocidos del mundo del cine de la televisión, la radio o la cultura. Ahora siguen siendo ellos los que refuerzan la imagen positiva de muchos productos o servicios para atraer al consumidor, pero lo que ha cambiado (además del nombre) es que ahora no hace falta pertenecer a la élite del papel cuché: todos podemos ser influencers. Y muchas veces, influyen más los que tienen un menor número de seguidores (microinfluencers) que los que cuentan con legiones entre sus perfiles (macroinfluencers o megainfluencers).

Microinfluencer: ¿eso qué es?

Antes de contar por qué puede ser una buena idea incluir un microinfluencer en un plan de comunicación hay que empezar por el principio y contar qué entendemos por microinfluencer.

Partimos de que un influencer no es otra cosa que una persona con cierta relevancia social o mediática que puede ser capaz de influir en la decisión de compra de una persona. Ahora bien, en función de la comunidad que haya creado alrededor podemos hablar de microinfluencers cuando el número de seguidores es más reducido que el de los grandes influencers (que suelen contar con más de 50.000 seguidores en alguna de sus redes sociales). Sin embargo, que tengan un número menor de seguidores ni de lejos significa que tengan un alcance menor que perfiles con un número más elevado ya que el público que les acompaña suele ser más fiel y comparte mucho más la filosofía de vida o el hacer de esa persona.

Esto es interesante tenerlo en cuenta antes de elegir una acción publicitaria ya que muchas veces se subestima el poder real de este tipo de colaboraciones. Todo va a depender del tipo de marca, de su público objetivo y de su propósito: ¿es una marca nueva? ¿es una empresa pequeña? ¿innovadora? ¿se trata de un producto muy específico? ¿qué queremos lograr y en qué margen de tiempo? Y aún sabiendo que son muchas las preguntas que debemos hacernos antes de proponerle a un cliente una acción de este tipo, para muchas empresas sigue siendo una herramienta ideal tanto por la relación alcance-coste como por la propia imagen de la marca.

Por qué incluir microincluencers en un plan de comunicación

Si seleccionamos al microinfluencer (o grupo de microinfluencers) más adecuado, el resultado va a ser siempre más positivo que si lo hacemos sin criterio y dejándonos llevar por la cantidad de seguidores frente a la calidad. Este es el ABC de toda propuesta de comunicación pero muchas marcas siguen sin entender que, a veces, menos puede ser más.

Hay cuatro motivos fundamentales por los que es una buena idea incluir microinfluencers en un plan de comunicación:

1. Se dirigen a un público específico

Si algo nos ofrecen las redes sociales y la maraña de información que es internet es la posibilidad de llegar a gente con nuestras mismas aficiones, preocupaciones u opiniones. Esto hace que los microinfluencers tengan en muchas ocasiones un nivel de engagement muy superior al de los grandes influencers. Al final, cuando se va creando una comunidad poquito a poco, a fuego lento, es cuando encontramos a ese público que es realmente fiel. Un público al que le interesa de verdad la información que ese perfil social ofrece, que siente afinidad por sus opiniones, su forma de vida o sus inquietudes.

2. Son auténticos

Un microinfluencer no es percibido como alguien inaccesible si no que se muestra como una persona cercana y accesible. En definitiva, como uno más del común de los mortales. Y esto, es un valor inmenso en sí mismo porque lo que cuenta lo cuenta de verdad. Sin trampa ni cartón.

Esto que muchos definirían con el término «campechano», aumenta el nivel de confianza de la comunidad hacia el producto o servicio del que se está hablando. Eso sí, siempre y cuándo lo publicitado sea realmente algo que interese a dicha comunidad. Por eso es tan importante analizar muy bien qué tipo de colaboraciones acepta el microinfluencer seleccionado y quienes forman su comunidad porque cuando «no todo vale» el tesoro escondido es aún mayor.

3. Es más fácil trabajar con ellos

Un poco en relación con lo anterior acerca de la accesibilidad podemos decir que es mucho más fácil trabajar con un microinfluencer, ya que no tenemos que esperar a que un representante tenga a bien valorar nuestra petición. Eso si encontramos como contactar con ellos, porque dependiendo del personaje en cuestión la labor puede convertirse en un programa de viernes de Equipo de investigación.

Contactar con un microinfluencer es mucho más sencillo y puede que si ha profesionalizado su actividad hasta nos responda en el mismo día. Normalmente tienen sus datos de contacto en la misma red social o blog y eso ya es un plus de facilidad si lo comparamos con el acceso a una celebrity.

4. Sus acciones tienen un coste más accesible

Dado que este tipo de acciones están más dirigidas a la pequeña y mediana empresa hablamos de presupuestos terrenales. Si bien pagar a un influencer por una campaña puede suponer un desembolso de miles de euros, no ocurre lo mismo en el caso de un microinfluencer: tienen tarifas económicas más bajas. Eso sí, por favor, dado que esa persona va a hacer un trabajo que le va a llevar un tiempo, recomendamos siempre que las colaboraciones sean remuneradas. Aunque haya prueba de producto o servicio también, por favor, valoremos el trabajo de terceros.

 

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