El pasado mes de marzo la sección de prensa y agencias de noticias de la unión confederal de sindicatos CNT hacía público el informe ‘Periodismo en la UVI’, un demoledor documento que quería centrar el debate en la precaria situación de los corresponsales freelance que cubren la actualidad en Europa y Latinoamérica, pero que es extensible a toda la profesión periodística y, especialmente, a todos aquellos que realizan un trabajo como autónomos y al margen de las redacciones.
‘Periodismo en la UVI’
En un artículo publicado el 13 de marzo en el diario ‘La Marea’ y titulado ‘Vergüenzas ocultas del periodismo español’, el reconocido fotoperiodista español Gervasio Sánchez contaba con todo lujo de detalles algunas situaciones a las que había tenido que enfrentarse a lo largo de su trayectoria para hacer valer su trabajo en zonas de conflicto ante el maltrato de unos medios de comunicación cuyos grupos editoriales registraban por aquel entonces beneficios millonarios. Su experiencia era la de muchos, también hoy, que cubren la actualidad en países muy peligrosos a cambio de remuneraciones irrisorias que no les dan ni para pagar el alquiler en el país en el que viven.
A esa misma realidad se refirió unas semanas más tarde el informe de la CNT ‘Periodismo en la UVI‘, elaborado con los testimonios anónimos de muchos periodistas freelance que trabajan para grandes cabeceras españolas, así como para diarios y revistas digitales de reconocido prestigio, como corresponsales en países de Europa y América Latina. En este caso, el documento de la CNT aportaba datos económicos que hacen aún más insostenible la realidad de una profesión maltratada por los propios medios de comunicación y que camina a tientas entre la precariedad y la explotación.
Unas tarifas de periodismo low cost
Las tarifas por trabajos periodísticos de las que se hace eco el informe de la CNT oscilan en su gran mayoría entre los 18 euros que paga la agencia EFE por crónica o reportaje o los 100 euros de El Confidencial. Y entre medias un sinfín de cifras vergonzosas para un trabajo que requiere de muchas horas, una disponibilidad completa y un conocimiento del país que obliga a los profesionales a estar permanentemente pegados a la radio, la televisión y la prensa local. ¿Se puede pagar este trabajo por 35 euros la pieza? ¿Cuántas tiene que hacer un periodista para poder llevar al salario mínimo interprofesional? ¿Cuántas tiene que hacer al día para poder pagar el alquiler y mantenerse en un país extranjero?
Lo cierto es que esas cifras, por desgracia, no son exclusivas de los corresponsales. Hoy en día a los periodistas freelance se les paga (y cuando se les paga, porque la demora es seña de identidad) cantidades que oscilan entre los 40 y los 100 euros por sus reportajes y entrevistas, lo que obliga a los profesionales a tener que hacer un sinfín de artículos al mes para poder pagar la cuota de autónomos y los gastos derivados de su labor. Todo ello por un trabajo de enorme valor y que implica mucho trabajo, pero que se ha precarizado hasta límites insostenibles con el «todo gratis», el periodismo low cost y la falsa sensación de que cualquiera puede hacer nuestro trabajo.
Como colectivo necesitamos unirnos, rechazar el trabajo mal pagado, el que no reconoce nuestra labor, y denunciar los atropellos a los que nos vemos sometidos. También reivindicarnos como profesionales, dejando claro que nuestra función no la puede cumplir cualquiera. Solo así nos haremos respetar. Solo así volveremos a dar el prestigio que merece a nuestra profesión, aunque ese prestigio nunca haya ido asociado a una retribución consecuente con nuestra labor.
¿Qué opináis sobre este informe? ¿Está el periodismo herido de muerte?
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