Precariedad laboral y sororidad femenina se dan la mano en ‘Temporada de melocotones’

  • Temporada de melocotones es una novela gráfica protagonizada por mujeres y que reivindica la sororidad, la unión y el apoyo entre mujeres para hacer frente a lacras como la violencia machista o la discriminación sexual.

  • Además de la reivindicación del mundo obrero y de la sororidad femenina, Temporada de melocotones también es el retrato de una generación de jóvenes nacidos a partir de los años ’80 que crecieron bajo el pensamiento mágico de que estudiar y sacarse una carrera universitaria era garantía de un futuro mejor.

  • Miguel Ángel Giner Bou, director editorial de Andana Gráfica, destaca de Temporada de melocotones “el talento” de Ángel Abellán “para construir escenas y situaciones de aparente normalidad, pero que esconden un trasfondo social mucho más profundo” y el “impresionante e impresionista” trabajo gráfico de Alba Flores.

 

 

La editorial valenciana Andana, a través de su sello Andana Gráfica, acaba de lanzar al mercado Temporada de melocotones, una novela gráfica firmada por los jóvenes murcianos Alba Flores (1991) y Ángel Abellán (1988) que llega a las librerías tras alzarse con el III Premio València Novela Gráfica. La historia que narra en sus páginas está basada en experiencias reales vividas por los autores y por personas conocidas de su entorno y transcurre en plena huerta murciana, en una fábrica de melocotones con una mano de obra precaria y muy feminizada, en lo que es un homenaje y una reivindicación del mundo obrero y de la sororidad femenina.

“Durante el tiempo que pasé como empleado en una fábrica de melocotones trabajé codo con codo con mujeres que me contaban cosas de su día a día. Limpiaban su casa, preparaban la comida e iban a su trabajo, que era anodino y duro, sin perder la sonrisa. Había secciones, como la cinta de selección de melocotones, en las que el 100% del personal eran mujeres, mientras que el que gritaba con un megáfono con improperios para meter prisa, era un hombre”, explica Ángel Abellán, guionista de Temporada de melocotones.

Una opinión que comparte la ilustradora Alba Flores, que se ha basado en el relato de una amiga que conoció de primera mano la dureza de estos trabajos (“en las fábricas conserveras las mujeres aguantan más de 12 horas trabajando de pie con temperaturas elevadas y respirando unos vapores insoportables”) para dar vida a las protagonistas de la novela, tres mujeres de distintas generaciones que establecen una profunda relación de apoyo y amistad. “Incluso con sus diferencias de edad y de mentalidad, las protagonistas se apoyan y son capaces de cambiar sus puntos de vista para avanzar y crecer en sus vidas personales”, afirma Flores.

El hecho de que sea una novela gráfica protagonizada por mujeres y que reivindica la sororidad, la unión y el apoyo entre mujeres para hacer frente a lacras como la violencia machista o la discriminación sexual, enmarca a Temporada de Melocotones en la cada vez mayor tradición de novela feminista. “Este enfoque surgió de forma cas inconsciente. Yo me limité a contar mi experiencia personal, pero ésta acabó tomando forma a través de un prisma irremediablemente femenino y feminista”, reconoce Abellán.

 

Además de la reivindicación del mundo obrero y de la sororidad femenina, Temporada de melocotones también es una novela generacional. Juli, la protagonista principal, es una estudiante universitaria perdida y desmotivada, como muchos jóvenes nacidos a partir de los años ’80 y que crecieron bajo el pensamiento mágico de que estudiar y sacarse una carrera universitaria era garantía de un futuro mejor. La crisis social y económica vivida desde comienzos del siglo XXI (la novela se sitúa no por casualidad en el año 2009) condenó a muchos de ellos a la precariedad, cercenando todo atisbo de esperanza en ese futuro mejor

“Para mí esa es la parte más personal e importante del cómic. Creo que somos la generación más falta de amor propio que ha existido. No paran de repetirnos ese maldito mantra de “hay que ser de provecho”, mientras nosotros nos sentimos inútiles, ninguneados y poco valorados”, reflexiona Ángel Abellán. Una opinión que comparte Alba Flores, que considera que los jóvenes de su generación luchan constantemente por alcanzar unas metas bastante exigentes, una carga que les genera “inseguridad, desconfianza en nosotros mismos y la sensación de estar desubicados”.

En ese sentido, el Premio València de Novela Gráfica ha sido un empujón para ambos, tan perdidos antes de recibir el galardón como millones de jóvenes de su generación. “Personalmente estaba pasando por un momento muy pesimista respecto a esta profesión. Ganar el III Premio València me ayudó a no abandonar, a no tirar la toalla”, concede Abellán. Para Flores, por su parte, este reconocimiento “ha sido un ejercicio de superación y confianza” que le ha facilitado tomar la decisión de centrar su carrera en el mundo artístico.

Para Miguel Ángel Giner Bou, Premio Nacional del Cómic 2019, miembro del jurado del III Premio Valencia Gráfica y recientemente nombrado director editorial de Andana Gráfica, “pocas veces se accede a una primera obra de autores nóveles de tanta calidad y con las ideas tan claras”. En ese sentido, Giner Bou destaca “el talento” de Ángel Abellán “para construir escenas y situaciones de aparente normalidad, pero que esconden un trasfondo social mucho más profundo” y el “impresionante e impresionista” trabajo gráfico de Alba Flores: “Es como si el Ermanno Olmi de El árbol de los zuecos se hubiera juntado con Botero para darnos una obra de grandísima belleza”, concluye.

 

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