Hace una semana nos levantábamos con una sorprendente noticia. Por primera vez, Facebook superaba a Youtube, el gran gigante social del vídeo, como plataforma más popular para compartir vídeos. Según el análisis de SocialBakers, en noviembre, el número de vídeos que se publicaron en Facebook superó al de Youtube. Un dato que vendría a refrendar las cifras que en los últimos meses venía alcanzando la red social de Mark Zuckerberg, con crecimientos de hasta el 50% en el número de reproducciones y más de 1.000 millones de visionados de promedio al día.
La competencia por el liderato en el sector de los vídeos se presume feroz. Y en la batalla pueden haber daños colaterales y víctimas del ascenso imparable de Facebook. Entre ellos los youtubers profesionales y aquellas personas que, sin vivir de ello, tienen la fortuna de colgar un día y sin pretenderlo un vídeo que se vuelve viral y por el que podrían generar sustanciosos ingresos en concepto de publicidad.
Según algunos estudios, el 76% de los usuarios de Facebook comparte vídeos en la red social. Y las marcas, muy especialmente, han visto el tirón de las actualizaciones con vídeos (que suelen generar mucho engagement) y se han lanzado a compartir publicaciones en movimiento como única estrategia para conseguir comentarios y me gustas. Hasta hace no mucho, esas actualizaciones se hacían mediante un enlace a Youtube, que permite reproducir el vídeo sin salir de Facebook. Ahora sin embargo…
¿Una ruina para los youtubers?
A los enlaces de Youtube se han añadido los vídeos que los usuarios suben directamente a Facebook. Y estos, cómo no, tienen una ventaja. La imagen que los acompaña es más grande, lo que aumenta el impacto y las posibilidades de reproducción. Y las marcas, evidentemente, han visto el filón. Y ahí radica el problema para los youtubers y creadores de contenido. Para muchos de ellos, crear ese vídeo supone una inversión (de dinero y tiempo) y, como no podía ser de otra forma, buscan rentabilizar esa apuesta. En Youtube la regla estaba clara: A más reproducciones, más ingresos.
La ley de la selva ha llegado de la mano de Facebook. No son pocos los usuarios y marcas que optan por descargarse los vídeos de Youtube que les gustan y creen que pueden tener impacto entre sus seguidores. Y luego los suben a Facebook como si ellos fuesen los propietarios de los mismos. ¿Qué implica esto? Que muchas veces estos vídeos se empiezan a viralizar en Facebook y obtienen cientos de miles de visitas (lo que no reporta ni un duro al propietario real), mientras que la versión de Youtube se queda sin apenas seguidores, provocando un claro perjuicio al creador.
Por regla general, los youtubers ya asentados tienen un potencial muy alto de seguidores, así que apenas notarán la diferencia. ¿Pero qué pasa con los nuevos creadores o las estrellas fugaces de Youtube? ¿Se perderán en el universo Facebook? Seguro que pronto tendremos la respuesta.