El reto periodístico de crear buenos contenidos

Hace unas semanas tuvimos el placer de ver, con mucho retraso, Spotlight, la película dirigida por Tom McCarthy que se alzó en 2015 con el Oscar. Si no la conocéis o no la habéis visto os diremos a modo de resumen que narra una historia real: la de un grupo de periodistas del Boston Globe, los miembros del equipo Spotlight, que en 2002, gracias a un fabuloso trabajo de investigación, destaparon un escándalo de pederastia de enormes dimensiones que se había estado cometiendo durante décadas por curas del estado norteamericano de Massachussets ante la inacción y el ocultamiento de las altas instancias eclesiásticas.

Las películas con el periodismo como protagonista siempre invitan tras el visionado a la reflexión y el debate sobre la profesión. Y Spotlight no iba a ser menos. En este caso una pregunta se quedó flotando en el aire: ¿Se puede hacer periodismo hoy como el realizado por este equipo de profesionales? ¿Ha cambiado tanto la profesión en apenas dos décadas para que este tipo de periodismo, esta investigación exhaustiva, sea vista como algo inalcanzable, como un sueño de otro tiempo que siempre fue mejor?

El reto del contenido de calidad

La crisis, los recortes y la precarización constante de la profesión periodística ha puesto contra las cuerdas este periodismo de investigación. Y no, no nos referimos al de Equipo de investigación de La Sexta. Por suerte, puntualmente, salen a la luz grandes y concienzudos trabajos periodísticos, también en los medios españoles, que destapan asuntos que han permanecido durante mucho tiempo en la oscuridad.

El contexto, sin embargo, no invita a ello. Los miembros del equipo Spotlight dedicaban meses a investigar un asunto antes de publicar nada sobre él y, cuando lo hacían, lo conocían al dedillo, tenían todas las fuentes necesarias. Tenían para ellos tiempo y paciencia. En pleno 2018, sin embargo, suceden dos cosas. La primera que los periodistas cada vez tienen menos tiempo para dedicar a los temas ante el poco dinero que se paga por sus trabajos. Basta recordar los datos del informe Periodismo en la UVI. En esas circunstancias a muchos periodistas no les queda más remedio que convertirse en una fábrica de artículos, lo que evidentemente no redunda en la calidad de los mismos.

La segunda es que tampoco hay paciencia. En la era del «ya» y el «ahora», de la inmediatez más absoluta, muchas veces los periodistas topan con la falta de paciencia de sus medios, lo que entorpece una labor que para sacar lo mejor de sí misma necesita ser cocinada a fuego lento.

Por suerte, como decimos y en medio de este contexto, siguen publicándose reportajes de gran calidad. En cierto modo porque los periodistas amamos nuestra profesión. Y en gran medida porque sabemos que tras cada pieza firmada está nuestra marca personal. Y eso como profesionales nos importa mucho. Tanto como el periodismo. Así que el reto del contenido de calidad quizás pase precisamente por ahí. Por resistir con la esperanza de que se valore nuestro trabajo y que en unos años los lectores de medios hayan adquirido un mayor espíritu crítico para preferir un trabajo al que se ha dedicado cuerpo y alma a un titular vacío que solo busca el clic.

 

 

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